Como seguramente ya habrán escuchado en otros lados, estuvo increíble. La verdad es que no es algo que te puedan platicar fácilmente. Puedo intentar contarles, pero la verdad es que tendrían que haber estado ahí, y creo que algunos de ustedes si estuvieron.
Mi viaje empezó el martes por la noche, que salí en CMD en vivo por internet de aquí de Guadalajara rumbo al Distrito Federal. Me fui en una línea que se llama Panoramex que me hizo una muuuuuuuuuy sucia jugada. Esta línea viaja al D.F. y su peculiaridad es que sale de hoteles dentro de la ciudad para llegar a hoteles dentro de la otra ciudad, incluye buffet en ambas paradas y es muuuy barato. La verdad es que el puro hecho de evadir ambas centrales camioneras es más que suficiente para mi. Y el camioncito está bastante decente. O eso creía yo.
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El camión sale de un hotel cuyo nombre no recuerdo, que está por Plaza del Sol. Hace parada en el Fénix, donde se encuentra con los pasajeros que llegan del Holiday Inn traídos en una van. Esta vez, yo me fui al Holiday Inn. Pero en vez de que estuviera la van, llegó un camión, y pensé "mmm, ha cambiado esto". El camión estaba vacío, cómodo y limpio. "No recuerdo haber visto tan bien este camión la última vez que viajé en él. Ojalá me toque asiento sola, así podré acostarme y tener un viaje bien a toda madre".
Oh gran decepción cuando hicimos parada en el Fénix y el chofer nos dijo "sale güeros, allá está su camión". Resultó ser que me estuve paseando por la ciudad en el camión ejecutivo de Panoramex y la fantasía terminó en el Fénix, donde me cambié a un camión que en ese momento me pareció el más pollero del mundo: estaba lleno, los asientos eran más pequeños y reinaba el olor a humano. Bueno, la verdad que esperaba. Lo terrible fue conocer la versión ejecutiva de este transporte.
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