miércoles, 24 de diciembre de 2014

Sevilla fc


Cuantas veces las voces de los demás nos martillean en la cabeza; lo que hemos hecho, lo que no, lo que quizás deberíamos haber hecho...
El halago y el insulto nos llegan hasta lo más profundo de nuestro ser; es así porque nos educaron para que lo que dijeran los demás pesara en nosotros.

Aquí os cuelgo un cuentecillo; es uno de mis preferidos. Espero que os guste.

Era un venerable maestro. En sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística. El cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó:
--Querido mío, mi muy querido, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos.
El discípulo caminó hasta un cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de elogios a los muertos. Después regresó junto a su maestro.
--¿Qué te respondieron los muertos? -preguntó el Resultados futbol.
--Nada dijeron.
--En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los click aqui.

El discípulo regresó hasta el silente cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios contra los muertos. Después de unos minutos, volvió junto al maestro, que le preguntó al instante:

No hay comentarios:

Publicar un comentario